La educación es algo muy, muy importante, pero debemos perderle el lado solemne, serio, rancio. Debemos dejar de copiar antiguos modelos de educación para empezar a innovar, a ser creativos y a pensar que existe otra educación al margen del grito y de la autoridad. Está claro que no todos los niños responden igual. Pero sí os puedo asegurar que la mayoría de ellos funcionan y responden mucho mejor cuando respetamos sus tiempos, cuando les dejamos su espacio y cuando les tratamos con el máximo respeto, como lo haríamos con un igual.
Esto no tiene nada que ver con dejar que hagan lo que quieran, ni mucho menos. Si hay algo importante en la educación de nuestros hijos, alumnos y deportistas es ponerles límites y educar en valores, como la disciplina, el trabajo, el esfuerzo o la responsabilidad. Pero el dilema aquí está en cómo ponemos esos límites y cómo educamos en valores.
Los padres tienen miedo a perder el respeto si juegan con sus hijos a la hora de educarles. O tienen miedo a jugar y que esto lleve a sus hijos a relajarse y a no entender el sentido de la responsabilidad. Pero ¿y si fuéramos capaces de educar en esos valores de forma divertida? ¿Siempre será posible? No. Pero sí muchas más de las veces que tú te imaginas. Y las que no lo sean, tampoco vas a necesitar ni el grito, ni las amenazas, ni mucho menos levantar la mano.