La motivación, la ilusión, el deseo, la vitalidad a veces nos nacen de dentro, aparecen de la nada…y otras las tenemos que buscar. Venirnos arriba ante una buena noticia o cuando las circunstancias son favorables es fácil. Pero venirnos arriba ante la dificultad, ante esta sensación de pena e incertidumbre, cuesta un poco más.
No tenemos que sentirnos obligados a estar siempre alegres o a mostrarnos felices y simular emociones que no sentimos. Pero sí que tenemos que saber que podemos gestionar nuestras emociones para estar más a gusto, provocar momentos bonitos que puedan cambiar nuestro estado de ánimo y energía cuando nosotros decidamos que es el momento.
Vivir con vitalidad e ilusión también se puede entrenar.