La adversidad forma parte de la vida, tal y como ahora lo estamos comprobando. La adversidad es una pandemia, es un problema laboral, es un problema personal, es encontrarte con una piedra injusta en el camino. La adversidad existe, no la podemos evitar. Pero sí podemos aprender a decidir cómo reaccionamos ante ella.
Y es que frente a la adversidad importa más nuestra actitud, nuestra capacidad de resiliencia que la propia adversidad en sí. Entrenar nuestros recursos emocionales, cognitivos y conductuales ante las adversidades de la vida, personales, sociales o laborales, nos hace fuertes. Y nos da seguridad, confianza y determinación.
¿Y si a partir de ahora la adversidad no fuera algo que nos bloqueara, que nos hiciera tambalearnos? ¿Y si pudiéramos entrenar nuestra actitud para hacerle frente?