La imagen, el concepto, la idea que tenemos de nosotros mismos es fundamental para poder desarrollarnos y relacionarnos desde el respeto y la seguridad. Nuestra autoestima, es decir, lo que nos valoramos y apreciamos está condicionada desde nuestra infancia. No hay un factor único que defina, fortalezca o debilite la autoestima. Padres y madres somos un factor determinante de la autoestima de nuestros hijos, porque desde que nacen estamos trasladándoles información de lo que esperamos de ellos, de cómo los vemos, de qué apreciamos y qué es lo que no nos gusta.
Ayudar a nuestros hijos a cuidar y potenciar su autoestima es clave para que puedan quererse, ser autónomos, no desarrollar problemas de dependencia emocional, saber respetarse y pedir a los demás que los respeten.